Un slogan político que se oye en la China y también en la Unión Europea es que la economía debería ser circular. Los activistas que luchan contra la avalancha y el desperdicio de la basura doméstica, a veces usan el slogan “residuo cero”, “zero waste”, que se parece un poco al slogan oficial. Es decir, hay que disminuir los residuos y hay que reciclar los que se producen. ¿Quién podría estar en contra?
Como ha escrito Jesús Ramos, bajo la ilusión de la economía circular, parecería que el crecimiento puede continuar de manera ilimitada, pues estamos reciclando los residuos y convirtiéndolos en nuevos recursos. Por si fuera poco, si cada vez somos más eficientes en el uso de recursos, vamos a necesitar menos cantidad de los mismos. Jesús Ramos advierte que ahí surge una paradoja (que llamamos la Paradoja de Jevons): la mayor eficiencia abarata el coste, y por tanto puede llevar a un mayor uso. Dejemos esto de lado. Veamos algunas cifras sobre el uso mundial de materiales y la falsa ilusión de una economía circular.
¿Cómo funcionaría una economía circular? Por ejemplo, entra aluminio en la economía procedente de la minería de bauxita, el proceso consume mucha electricidad y deja un barro rojo tóxico. Ya no más: vamos a reciclar todo el aluminio que producimos y usamos, reciclar todas las latas y todos los marcos de ventana, además los vamos a hacer más finitos e igual de resistentes. Se acabó la minería de bauxita. Se gasta además -suponemos- menos energía para reciclar que para producir el aluminio. Qué bien!
Pero, ¿cómo funciona realmente la economía industrial? Un articulo reciente de Willi Haas y sus colegas vieneses en el Journal of Industrial Ecology da algunas cifras. Recuerden que la población mundial es de algo más de 7 mil millones. Todas las cifras que siguen están también en miles de millones de toneladas (o lo que es lo mismo, gigatoneladas, GT) , de manera que vemos que el uso de materiales por persona y año es de alrededor de 8 toneladas en promedio – pero en la India es solamente cuatro, y en Estados Unidos más de veinte.
Ese uso de materiales por año se divide en las siguientes categorías:
12 GT de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) que en su casi totalidad van para ser quemados en la producción de electricidad o consumo doméstico, o en el transporte, es decir se usan como fuentes de energía. Son como fotosíntesis “embotellada” hace millones de años, la “descorchamos” y allá se fue. No se pueden quemar dos veces. El calor se disipa, por ls segunda ley de la termodinámica o ley de la entropía.
19 GT de biomasa, para muchos usos distintos, la alimentación del ganado o directamente la alimentación humana (un kilo al día, más o menos), la producción de pasta de papel (eventualmente, una parte del papel es reciclado), la producción de madera para construcción, y la mayor parte de madera para quemar. Gracias a la fotosíntesis, esa biomasa se produce cada año otra vez, gracias a la energía solar y al agua, pero no se recicla más que en una pequeña parte. Además, los nutrientes (fósforo, potasio, nitrógeno) no regresan a los campos, en general. Mientras en algunos lugares faltan, en otros son producidos en exceso, llevan a la eutrofización de los cursos de agua, un exceso de nutrientes, o a un exceso de nitritos en la capa freática.
22 GT de materiales de construcción, arenas y gravas para cementos. Esa extracción suele dañar el ambiente, pero además esos materiales apenas se reciclan. Aumenta el stock acumulado de edificios, autopistas. Se puede discutir si se podría reciclar en mayor parte, y que una economía sin crecimiento usara viejos materiales de construcción reciclados para reponer infraestructuras y rehabilitar viviendas. Estamos muy lejos de esta situación, no solo porque la economía mundial todavía crece, sino porque resulta seguramente más caro el reciclaje que la nueva extracción.
Por último, el cuarto sumando, a nivel mundial, es 4.5 GT de materiales metalíferos (de lo cuales la mayor parte de convierte en escorias y relaves), ingresando en la economía en promedio menos de una GT de metales ya concentrados y refinados. Algunos son de más fácil reciclaje que otros.
En conjunto, lo que se recicla actualmente en el mundo no es más de un 6 por ciento de los materiales extraídos. Estamos muy lejos de una economía circular. Una economía con energías renovables también sería entrópica, desde luego, pero dependería del flujo continuo de energía solar. Pudiera ser que consiguiera reciclar todos los materiales, llevando a cero la extracción nueva. Estamos muy lejos de esta situación.
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Joan Martínez Alier
ICTA-Universitat Autònoma de Barcelona
08193 Spain
http://www.ejolt.org
http://www.eco2bcn.es
http://www.ecologiapolitica.info
New book: Ecological Economics from the Ground Up, 2012http://www.routledge.com/books/details/9781849713993/
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